En el complejo mundo de la terapia familiar, el Instituto de Terapia Familiar de Santiago se distingue por un enfoque innovador y profundamente humanista: el Modelo Sistémico en Realidades Consensuales. Este modelo no solo busca aliviar el sufrimiento, sino transformar la manera en que las personas y familias construyen y experimentan su realidad. Sumérgete con nosotros en los principios fundamentales de esta fascinante perspectiva terapéutica.
La Danza Indisoluble entre Teoría y Práctica
Todo abordaje clínico significativo se nutre de una base teórica sólida que le otorga coherencia. En el Instituto, la práctica terapéutica no es vista como una simple aplicación de técnicas, sino como un motor que impulsa la reflexión y la constante revisión de sus fundamentos teóricos. Esta simbiosis asegura un quehacer terapéutico vivo y en continua evolución.
Pilares Conceptuales: Cibernética de Segundo Orden y la Biología del Conocimiento
El modelo del Instituto se erige sobre dos pilares conceptuales revolucionarios: la Cibernética de Segundo Orden y la Teoría Biológica del Conocimiento de Humberto Maturana.
La Cibernética de Segundo Orden marca un giro crucial al incluir al terapeuta como parte integral del sistema que observa. Se abandona la idea de un observador externo y objetivo, reconociendo que toda descripción se realiza desde la perspectiva particular de quien observa. Esto abre la puerta a una comprensión más rica y compleja de las dinámicas familiares.
Complementariamente, la Teoría Biológica del Conocimiento de Maturana postula que es el observador quien genera realidades a través de las distinciones que hace en el lenguaje. No existe una realidad única e independiente esperando ser descubierta; más bien, co-creamos nuestras realidades en nuestras interacciones y conversaciones.
De la Realidad Objetiva a las Realidades Consensuales
Este marco conceptual nos lleva a cuestionar la noción tradicional de una «realidad objetiva». En su lugar, se habla de una «objetividad entre paréntesis», donde se reconoce que cada persona vive en su propio dominio de coherencias explicativas. La terapia, entonces, no busca imponer una «verdad» única, sino explorar y legitimar las múltiples realidades presentes en el sistema consultante. La «realidad» se entiende como aquello que emerge y se valida en el consenso entre, al menos, dos observadores.
El Espacio Terapéutico: Conversación y Co-construcción
Desde esta perspectiva, la terapia se define como un espacio de conversación entre el terapeuta y el sistema consultante, centrado en el dolor o sufrimiento que motiva la consulta. El objetivo primordial es la desaparición de dicho sufrimiento.
La co-construcción emerge como el modo fundamental de operar en este espacio. Terapeuta y consultantes se embarcan juntos en la tarea de generar nuevas realidades, nuevas explicaciones y nuevas posibilidades que antes no eran visibles. Esto implica un profundo respeto por la epistemología del paciente: su visión del mundo, su lenguaje y sus explicaciones sobre el problema.
Claves del Operar Terapéutico:
El proceso terapéutico se guía por varios elementos constitutivos:
- El Motivo de Consulta como Punto de Partida: Se explora a fondo el sufrimiento que trae el sistema a terapia, entendiendo el síntoma como una conducta definida por el propio sistema como problemática.
- Invitación al Cambio Respetando la Continuidad: Se busca facilitar un cambio suficiente para aliviar el sufrimiento, pero siempre respetando aquellos aspectos que el sistema desea conservar.
- Objetivos Terapéuticos Claros: El fin último es la desaparición del sufrimiento, lo que necesariamente implica un cambio en las redes de conversaciones que lo sostienen y, por ende, en la organización del sistema.
- Una Mecánica Transformadora: El cambio se logra al «destruir» la organización de la cual el sufrimiento es parte, facilitando la emergencia de nuevas reglas y, fundamentalmente, de una conversación diferente.
- La Actitud del Terapeuta: El terapeuta adopta una postura de curiosidad inagotable, manteniendo una visión de totalidad (el sistema como unidad) y de circularidad (cómo se mantienen los problemas). Su rol es el de co-crear, junto al sistema consultante, nuevos espacios de conversación que abran diferentes dominios de realidad.
Nuevas Conversaciones, Nuevas Realidades, Nuevo Vivir
El núcleo del cambio terapéutico reside en la transformación de las conversaciones. Cuando el lenguaje cambia, cuando emergen nuevas explicaciones y narrativas, también se modifican las emociones y las disposiciones a la acción. Es en este nuevo «lenguajear» donde surgen alternativas antes inimaginables, permitiendo al sistema consultante transitar hacia un dominio de realidad donde el sufrimiento ya no tiene cabida.
El operar terapéutico del Instituto de Terapia Familiar de Santiago ofrece una vía poderosa para que individuos y familias se liberen de las ataduras del sufrimiento, no imponiendo una visión externa, sino acompañándolos en la fascinante tarea de co-construir realidades más plenas y satisfactorias.