El enfoque sistémico en psicoterapia no es simplemente una técnica, sino una forma particular de comprender el mundo: es una epistemología que modela la manera en que pensamos, sentimos, decidimos e intervenimos. Este enfoque, que se nutre de la teoría general de sistemas, la cibernética de segundo orden y el constructivismo radical, no trabaja con diagnósticos objetivos ni con normas universales de salud mental, sino que se sitúa en el territorio de las realidades consensuales.
Cuándo es aportativo
El enfoque sistémico resulta especialmente valioso en situaciones que los consultantes viven como desajuste o sufrimiento en el ámbito relacional, y frente a las cuales no han encontrado soluciones desde sus propias estrategias. No importa si el «síntoma» es depresión, anorexia o esquizofrenia: el foco no está en categorizar patologías, sino en comprender el sistema del cual ese síntoma forma parte. La clave está en que el sufrimiento sea definido por el propio consultante, y no por el terapeuta.
El terapeuta como co-constructor
En este modelo, el terapeuta no diagnostica ni reprograma desde fuera. Su rol es co-construir, junto al consultante, nuevas explicaciones que generen nuevas realidades. Esto se logra a través de conversaciones que cuestionan las lógicas preexistentes, modifican las reglas operantes del sistema y abren la posibilidad de nuevas emociones y acciones.
Objeto de intervención: el sistema, no el síntoma
Intervenir no significa hacer desaparecer un síntoma puntual, sino transformar la organización que lo sostiene. Si la estructura se mantiene, otro síntoma ocupará su lugar. La unidad de análisis es siempre el sistema total: el síntoma más su contexto. De ahí que hablar de «organizaciones disfuncionales» en abstracto resulta inapropiado: sólo desde el dolor vivido por los consultantes es posible hablar de disfunción.
Cambios necesarios en el sistema
El cambio terapéutico implica:
- Transformar reglas operantes: patrones conductuales, mitologías, rituales y distribución del poder.
- Modificar la conversación: el «lenguajear» que sostiene la organización actual.
- Cambiar la emoción: entendida como disposición a la acción.
Evolución del enfoque sistémico
En los últimos años, el desarrollo epistemológico ha sido clave. Se abandonó la idea del terapeuta como programador externo y se adoptó la visión del ser humano como sistema cerrado, autónomo y auto-creativo. Este cambio dio origen al Modelo de Santiago o modelo «Sistémico en Realidades Consensuales», desarrollado en el Instituto de Terapia Familiar de Santiago.
Otro avance ha sido el foco en la posición de los niños en los sistemas familiares, con atención a patrones relacionales históricos y sesgos de género. También se destaca el modelo psicoeducacional para el tratamiento de esquizofrenia, centrado en reducir recaídas mediante educación familiar y mejora de la comunicación.
Limitaciones
El enfoque enfrenta varias dificultades:
- Lenguaje: falta un vocabulario adecuado para describir realidades circulares sin caer en la lógica lineal tradicional.
- Traducción epistemológica: terapeutas sistémicos deben dialogar con profesionales de enfoques distintos, lo que requiere constante traducción.
- Formación: más que un conjunto de técnicas replicables, la práctica sistémica exige maestría adquirida por experiencia y supervisión.
Conclusión
El enfoque sistémico no busca corregir lo «anormal» desde un estándar externo, sino transformar el sufrimiento desde dentro del sistema consultante. Su potencia radica en abrir alternativas, modificar contextos y co-crear nuevas realidades. No hay recetas ni soluciones universales: hay conversaciones significativas que generan transformaciones duraderas.