Alcances epistemológicos y conceptuales en relación al enfoque sistémico

Hoy en día, hablar del “enfoque sistémico” se ha vuelto tan común que muchas veces no sabemos exactamente a qué nos referimos. ¿Es una forma de hacer terapia? ¿Un conjunto de técnicas? ¿Una mirada sobre el mundo? Bueno… un poco de todo, pero también mucho más complejo que eso.

Según algunos autores —y especialmente desde la experiencia del Instituto de Terapia Familiar de Santiago— no podemos usar la palabra “sistémico” a la ligera. Porque dependiendo de la epistemología (sí, esa palabra rara que significa cómo entendemos y construimos la realidad), ese enfoque puede tener sentidos totalmente distintos. O sea, no es lo mismo hablar de sistemas desde una lógica objetiva que desde una mirada constructivista. A veces usamos las mismas palabras, pero estamos hablando de cosas radicalmente distintas.

Un enfoque no es solo lo que haces, sino cómo entiendes lo que haces

Una idea central que aparece en el texto es que todo enfoque clínico se construye sobre varios niveles: la forma en que entiendes la realidad (epistemología), los principios clave (paradigmas), las teorías que usas, los modelos que conectan la teoría con la práctica y, recién al final, las técnicas concretas. Si solo miramos lo que se hace (la técnica) y no entendemos desde qué lugar se hace, podemos caer en comparaciones absurdas entre enfoques que en el fondo no comparten nada esencial.

Entonces, ¿cuál es el corazón del enfoque sistémico?

No hay una sola respuesta, pero sí hay varias posturas importantes. Algunas parten de la idea de que existe una realidad objetiva que podemos conocer (la típica lógica científica). Otras, como la del ITF de Santiago, proponen que esa objetividad simplemente no es accesible, que lo que tenemos es una realidad co-construida entre personas, donde lo importante no es tener “la verdad” sino crear consensos y acompañar procesos de cambio significativos para el paciente.

Este punto no es menor. Desde esta mirada, el terapeuta no es alguien que “sabe más” o que le dice al otro qué está mal. Es alguien que entra en una danza con el paciente para construir juntos una nueva forma de mirar lo que les duele, lo que quieren cambiar, lo que desean mantener.

¿Y qué pasa con la familia?

Hay muchos paradigmas distintos sobre qué es una familia en terapia. Algunos la ven como un conjunto de individuos con historias personales (más desde lo psicodinámico), otros como un sistema con sus propias reglas, y algunos (como en el enfoque ecosistémico) la entienden como parte de un entorno evolutivo mucho más amplio. Cada paradigma implica formas distintas de intervenir, de observar y de entender qué está pasando.

¿Y cómo sabemos si una teoría es correcta?

Buena pregunta. Depende. Si uno cree en una verdad objetiva, buscará datos “duros” que lo demuestren. Pero si uno opera desde una epistemología más relacional o constructivista, la “validez” de una intervención se mide por si produjo el cambio que la persona buscaba, si le hizo sentido, si lo ayudó a vivir mejor. En ese sentido, el cambio es validado por el paciente, no por un estándar externo.


En fin, todo esto es apenas una pincelada. El documento completo no solo desarrolla estas ideas con mucha profundidad, sino que además invita a repensar cómo entendemos la práctica clínica, cómo validamos el conocimiento, y cuál es el verdadero rol del terapeuta en procesos de transformación.

👉 Si te interesa la psicoterapia, la epistemología o simplemente no te basta con las explicaciones fáciles, te recomiendo que lo leas completo. Vale cada página.